La siembra de cacao, apoyada por el Programa Rutas PDET, ha generado oportunidades que transforman las dinámicas de las comunidades en el Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera, en Tumaco. Gracias a un enfoque técnico y de género, las mujeres han asumido roles protagónicos en la transformación de su territorio, donde los cultivos agroforestales de cacao, no solo promueven el empleo, sino también contribuyen a la construcción de la paz.
La siembra de cacao fomenta oportunidades de empleo y conlleva transformaciones significativas en los hogares de las comunidades ubicadas en el Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera, en Tumaco, región pacífica de Colombia. Un ejemplo palpable de este cambio es el caso de Yuranis Quiñones, quien, mediante su cultivo de cacao ha experimentado un crecimiento económico y contribuido con el desarrollo de la agricultura sostenible en la zona.
“Antes de empezar a involucrarme en el cultivo de cacao, yo realizaba labores varias en mi hogar, era una ama de casa, pero ahora me dedico a ir al monte, trabajar, y lo más importante, tengo mis ingresos propios”, cuenta Yuranis Quiñones, beneficiaria del Programa Rutas PDET.
Su historia es una de las decenas impactadas por el Programa Rutas PDET, el cual es financiado por el Fondo Europeo para la Paz, que busca consolidar las cadenas cacaoteras en dos departamentos del país, Nariño y Putumayo. Este Programa se alinea con los objetivos y metas de los Acuerdos de Paz, en particular con los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, en su búsqueda por estabilizar y transformar los territorios más afectados por la violencia, la pobreza, las economías ilícitas y la debilidad institucional.
En esta zona, Rutas PDET, a través de uno de sus socios implementadores, la Alianza de Bioversity International y el CIAT, se enfoca en brindar y divulgar soluciones científicas que aprovechan la biodiversidad agrícola para mejorar la vida de las personas, al tiempo que busca transformar las relaciones de género que existen en los hogares del Consejo Comunitario de Alto Mira y Frontera. Como cuenta Alejandra Marín, coordinadora del Programa Rutas PDET para la Alianza de Bioversity International y el CIAT, “el principal cambio en el territorio está relacionado con que antes, las actividades en la finca eran realizadas por los hombres, mientras que hoy en día, hay mujeres a cargo de actividades dentro de sus fincas, sobre todo en lo relacionado con cacao”.
Según explica Marín, el Programa ha impulsado a que las mujeres se capaciten y adquieran nuevas herramientas para ser líderes dentro de los procesos productivos de la zona, conozcan sobre su finca, puedan hacer manejo de su cultivo y también lleven la contabilidad de sus finanzas.
Saber para transformar
“Este ha sido un proceso en el que todos hemos adquirido conocimiento, y ha tenido un impacto positivo en nuestras vidas, pues nos ha permitido mejorar. Hemos aprendido a preparar la tierra y sembrar el cacao, pero los talleres de género también nos han ayudado enfrentar el hecho de que hay mucho hombre machista que solo nos quiere en el hogar, pero eso está empezando a cambiar”, cuenta Yuranis.
Estos resultados se deben a los talleres de formación, que combinaron la experiencia de preparación de lotes para el establecimiento de 73 hectáreas nuevas de cultivo de cacao en sistemas agroforestales en la comunidad de Alto Mira, junto con talleres de formación en género, partiendo de los conceptos más básicos y reflexionando en torno a su día a día.
Estos espacios de formación se pensaron desde las metodologías participativas en busca de involucrar a todos los participantes de la comunidad, por lo que consideraron para su diseño las características de la población como el nivel de escolaridad, jefaturas de hogar, pertenencia étnica, edad, entre otras.
“Los espacios de formación son escenarios de reflexión sobre los conceptos básicos de género, así como de fortalecimiento de capacidades para el liderazgo, no únicamente de las mujeres, sino de todas las personas que asisten a las escuelas de campo”, explica Marín.
Gran parte del trabajo que realizaron las comunidades consistió en módulos de formación que les permitieron adquirir conceptos técnicos del campo, para llevarlos a sus territorios, y hacer una reflexión sobre su comunidad y sus sistemas productivos.
En las zonas de influencia del Programa Rutas PDET se desarrollaron sistemas agroforestales, los cuales, consisten en un sistema de producción donde la siembra de los cultivos se combina con prácticas de conservación de suelo.
En este contexto y con estos conocimientos en mente, las personas participantes del Programa decidieron, mediante el proceso de co-diseño intervenir en sus fincas y realizar las tareas asociadas con el cultivo del cacao.
“Yo no sabía muchas cosas relacionadas con el cultivo del cacao, como el proceso de estaquillado para sembrar las plantas, o que había que aplicar enmiendas, como por ejemplo cal agrícola al suelo para que los cultivos funcionaran mejor. Hemos aprendido muchas cosas y entiendo cómo funcionan muchos procesos”; indicó Beatriz Landázury, participante del Programa Rutas PDET.
Los resultados
Uno de los principales cambios que destacan las comunidades participantes por el Programa es el incremento de las oportunidades en la zona, debido al aumento de la productividad de los cultivos.
“Desde que llegó Rutas PDET a esta zona hay más personas dedicadas al cultivo de cacao, y como resultado ha bajado la violencia y la delincuencia. Hay empleo para uno trabajar y otro elemento muy interesante, el encuentro entre la comunidad, hay más compañerismo y estamos más relacionados con los talleres”, explica Yuranis Quiñones.
Yuranis cuenta, por ejemplo, cómo una de sus hijas, de 19 años, que actualmente estudia enfermería en el centro urbano, en su tiempo libre, la ayuda a preparar y a atender los cultivos en su finca, lo que ha sido un gran factor de unión familiar.
Por su parte, los coordinadores del programa Rutas PDET indican que las oportunidades labores han mejorado en la zona, con nuevas actividades que antes no existían para las mujeres. “A través de la asistencia técnica, las mujeres han aprendido actividades que anteriormente no sabían y en las que ahora pueden participar, apoyar o ganar unos jornales en otros predios. También ha sido importante el tema del manejo de la propia finca, porque antes, si el hombre de la familia no podía realizar ciertas labores, tenían que contratar a una persona externa. Hoy en día las mujeres pueden realizar las labores y se ganan ese recurso dentro de su propio predio”, explica Alejandra Marín.
Además de esto, como ya hemos contado en este diario, estas mujeres también hacen parte del desarrollo de una vía que conecta a la vereda con el casco urbano, para mejorar el proceso de recolección, transporte y comercialización del cacao.
Este es uno de los proyectos del Programa Rutas PDET que en los últimos años ha fortalecido 41 organizaciones de productores y productoras, 15 en la cadena de lácteos en el departamento del Caquetá y 26 en la cadena de cacao en los departamentos del Putumayo y Nariño, específicamente en el municipio de Tumaco.
Estas organizaciones, que vinculan 9.806 productores, de los cuales el 67 % son mujeres, han registrado incrementos en los ingresos netos de las organizaciones en un 17 % en promedio, mediante la ampliación de su participación en los mercados locales einternacionales.
“En estos tres años en que he estado vinculada al Programa, he aprendido y crecido bastante. Antes uno sembraba por sembrar, pero ahora tiene un valor muy importante, pues tiene un buen precio, que nos permite trabajar. Y lo mejor, es que nuestro cacao tiene un muy buen sabor, único del país”, concluye Yuranis.
