La Red Adelco, a través de la participación de dos de sus agencias socias — ADEL Aprodel de Arauca y ADEL SurCesar—, realizó entre el 25 y el 29 de agosto pasado, una misión de intercambio de experiencias en Ecuador con la Fundación Maquita, reconocida por su modelo de articulación comunitaria y su capacidad para generar alternativas económicas sostenibles a partir de la economía social y solidaria.
Durante varios días, la delegación colombiana recorrió territorios de la Amazonía, la Sierra y la región central del país vecino, conociendo de primera mano experiencias de turismo comunitario, agroturismo y modelos de producción asociativa que han logrado consolidarse gracias a la confianza, la participación y la continuidad de los procesos.
Un espejo para Colombia: liderazgo comunitario y continuidad de procesos
Uno de los aprendizajes más contundentes es que el desarrollo local sostenible solo es posible cuando las comunidades son protagonistas reales. “Maquita nos mostró que cuando las comunidades participan desde el diseño de los proyectos hasta la gestión de los beneficios, se logra una sostenibilidad real. Ese es el gran reto que tenemos en Colombia”, afirmó Magda Galvez, gerente de Aprodel.
Roque Quintero, presidente de la Junta Directiva de la ADEL SurCesar, complementó que la experiencia reveló la fuerza de los liderazgos locales: “Ver cómo las comunidades ecuatorianas avanzan con autonomía, con reglas claras y estrategias de sostenibilidad, nos demuestra que en Colombia debemos consolidar modelos donde los campesinos, las mujeres y los jóvenes sean el centro de las decisiones”.
Turismo comunitario y agroturismo: una oportunidad de país
En territorios como Shandia, Amupaki y Quilotoa, la delegación conoció modelos de turismo comunitario que integran producción agrícola, gastronomía, cultura y conservación ambiental. Estas iniciativas han generado ingresos para cientos de familias sin perder su identidad ni degradar el territorio.
El aprendizaje es claro: Colombia tiene un potencial enorme para replicar estas prácticas. En Arauca, por ejemplo, Aprodel ve viable conectar cadenas productivas con rutas turísticas en Tame, articulando identidad cultural llanera, producción agrícola y experiencias vivenciales. En el Sur del Cesar, la apuesta apunta a integrar café, cacao y artesanías en circuitos agroturísticos que diversifiquen la economía y posicionen la región como destino sostenible.
Este enfoque, más allá de los territorios puntuales, representa una oportunidad de país: el turismo comunitario y el agroturismo pueden convertirse en motores de desarrollo económico, de arraigo territorial y de posicionamiento internacional para Colombia.
Las ADEL: articuladoras estratégicas del desarrollo local
La misión también dejó en evidencia el rol insustituible de las ADEL como puentes entre comunidades, institucionalidad local y nacional, así como cooperantes internacionales. Estos espacios de intercambio fortalecen su legitimidad y capacidad de gestión al demostrar que son actores capaces de traducir experiencias globales en soluciones locales.
“Las ADEL podemos convertirnos en puentes reales que conectan a las comunidades con oportunidades y aliados internacionales, generando proyectos con impacto y sostenibilidad”, destacó la gerente de Aprodel.
Para Colombia, donde persisten desafíos de desigualdad, migración rural y falta de oportunidades para jóvenes y mujeres, el fortalecimiento de las ADEL significa potenciar estructuras locales que trabajan de manera directa y confiable con las comunidades.
Un compromiso con el futuro de las regiones
Los aprendizajes no se quedarán en Ecuador. Aprodel y ADEL SurCesar asumieron compromisos claros: replicar en sus territorios experiencias de turismo comunitario articuladas con cadenas agro-productivas, fortalecer las capacidades organizativas de las comunidades, consolidar liderazgos juveniles y femeninos, y transferir estos conocimientos a otras ADEL en Colombia para generar un efecto multiplicador.
La Red Adelco, con este intercambio, refuerza su apuesta por un modelo de desarrollo económico local que no depende exclusivamente de grandes proyectos externos, sino que nace de las capacidades, saberes y aspiraciones de las comunidades.
En un país que busca alternativas de paz, equidad y sostenibilidad, la misión a Ecuador es una muestra de que Colombia tiene en las ADEL una herramienta estratégica para transformar sus territorios desde adentro hacia afuera, con una visión solidaria, sostenible y profundamente humana.
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