Después de un viaje a España para conocer la industria de lácteos, empresas, productores y ganaderos buscan trabajar para mejorar la calidad de sus productos. Desde 2011, en la región se producen quesos que cuentan con el reconocimiento de Denominación de Origen y los productores buscan alinearse a estos estándares de calidad. Así buscan lograrlo.
Al amanecer, en el pie de monte amazónico, en Caquetá, cientos de campesinos se levantan a ordeñar a sus vacas. Un camión pasa recogiendo los galones de leche por cada vereda, en donde se cumplen condiciones de saneamiento estrictas para garantizar la calidad del producto. El destino de la leche son las plantas de producción de una importante multinacional que durante varios años ha comprado en la región.
Ese era el panorama diario en los últimos años de la década de 2000 -2010, una de las más violentas durante el conflicto armado en Colombia. En el municipio más al norte del departamento, San Vicente del Caguán, recordado por la silla vacía que simbolizó un fallido proceso de paz, también es reconocido por ser un territorio de tradición ganadera y de producción de lácteos.
Y no se trata de cualquier tipo de tradición. El arraigo del trabajo campesino con estos productos en el Caguán “ha sido tan fuerte que se ha sobrepuesto a conflicto armado, narcotráfico y otro tipo de actividades paralelas”, cuenta Iván Rojas, representante legal de la cooperativa de productores agropecuarios de Campo Hermoso y la Amazonía.
Durante una escalada del conflicto, Rojas fue testigo de la partida de la multinacional por las dificultades logísticas y de seguridad que implicaba la recolección de la leche diariamente en la región. Varios años sin recibir una paga justa por el producto los llevaron a organizarse como una cooperativa para retomar la confianza y traer de vuelta a la multinacional, Y lo lograron. Desde 2012 empezaron a hacerse cargo de la infraestructura de recolección para vender directamente los productos a la empresa.
Una historia similar ha vivido la empresa “Lácteos del campo caqueteño”, que lleva 14 años operando en San Vicente del Caguán. María Emilia Rojas, su propietaria, cuenta que durante mucho tiempo vio cómo las carreteras y la infraestructura para la producción y comercialización de lácteos se construyó a partir de iniciativas comunitarias. “Desde esta región que ha sido olvidada por el Estado durante mucho tiempo, las empresas familiares hemos hecho inversión y hemos generado desarrollo”, relata.
Así vivieron la transición de los años en los que se dieron las negociaciones de paz y celebraron la firma del Acuerdo. Desde entonces se mantienen las iniciativas de asociación comunitaria y familiar para potenciar la industria de lácteos en la región. Con la llegada del programa Rutas PDET, financiado por el Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea, se empezó a conformar una línea de trabajo en el marco del posconflicto.
“Arrancamos participando desde los diálogos veredales. Luego fuimos escalando hacia los diálogos municipales y tuvimos la posibilidad de que nuestro representante legal en esa época participara de los diálogos regionales y en la construcción del documento que hoy es la hoja de ruta de Rutas PDET”, recuerda Iván Rojas sobre el papel de su cooperativa en los diálogos.
El objetivo por el que han trabajado durante años es claro: alinear sus prácticas de calidad en la producción de lácteos caqueteños, con el fin de potenciar su industria, encontrar nuevos mercados y que sus productos incrementen su reconocimiento a nivel internacional.
Un viaje para conocer la denominación de origen
Colombia ha sido reconocida históricamente por su café. Las características de sus suelos, las diferencias culturales en las técnicas de cultivo y cosecha, así como la gran variedad de ecosistemas en los que se siembra hacen que sea único.
La denominación de origen es una certificación que reconoce todos estos componentes y que, como en los lácteos, demuestra que en el país hay muchos más productos que pueden hacer parte de la identidad nacional y regional.
Entre el 10 y el 18 de junio de 2023, María Emilia e Iván viajaron acompañados de otras empresas y cooperativas dedicadas a la producción de lácteos. Su destino fue España, un país en el que tuvieron la oportunidad de conocer cómo se construyó la denominación de origen de sus lácteos.
“Ellos han avanzado muchísimo en ganadería y producción. Ahora tenemos un vínculo con organizaciones que nos están ayudando a proyectarnos para lograr nuevas y mejores cosas”, cuenta María Emilia sobre su experiencia en el viaje, en donde conoció queserías artesanales e industriales. Por su parte, Iván relata que el viaje también significó un punto crucial para su cooperativa y para pensar en abrir su producción a nuevos retos.
Ambos identificaron algo común en su visita: que los avances e innovaciones en la producción de lácteos en España está muy por encima de la industria colombiana. Sin embargo, ven con entusiasmo que en el país se tiene la disposición, el conocimiento y las ganas para mejorar la calidad de la producción.
Otro aspecto que identifican es que hay productos por explorar. Caquetá se ha especializado tradicionalmente en la producción de quesos frescos, pero en el mercado hay una gran oportunidad para desarrollar también quesos madurados, que además brindan la posibilidad de expandir el mercado a nivel internacional.
Fortalecer la denominación de origen caqueteña
Para Iván, el viaje a España con Rutas PDET llegó en un momento difícil para la cooperativa de productores agropecuarios de Campo Hermoso y la Amazonía. Momentos como la salida de la multinacional de la región por motivos de conflicto o una segunda salida, que se dio por motivos empresariales, han sido difíciles para sus asociados.
“Allá nos dimos cuenta de que las cooperativas tienen altibajos y que es normal pasar por momentos de estancamiento. Conocimos cooperativas que tenían 100 asociados, pasaban a tener siete en un momento difícil, y luego se recuperaban”, explica.
Dentro de los aprendizajes del viaje, María Emilia también destaca la importancia de funcionar de manera conjunta como una cadena de producción. “Es una línea de apoyo constante entre los ganaderos, los productores, las cooperativas y las empresas”, apunta.
Para ellos este es el punto a partir del cual se fortalece la denominación de origen. Se trata de un proceso de apropiación de la región, sus valores culturales y su fuerte tradición ganadera de producción de lácteos.
Desde el campesino que se levanta cada mañana a ordeñar, pasando por los recolectores, las plantas de procesamiento, los centros especializados de almacenamiento y la comercialización, los actores de la cadena deben mostrar por qué los lácteos del Caquetá merecen el reconocimiento de su tradición.
Iván, además, señala que esto debe ir acompañado de un proceso de capacitación constante para adoptar procesos de calidad, que también deben involucrar a cada una de las personas que participa en el proceso. Desde las técnicas de ordeño y el cuidado del ganado, hasta los altísimos estándares de higiene que se requieren para mantener la calidad de los productos y apostar a grandes mercados.
Rafael Torrijos, gerente del Comité de Ganaderos del Caquetá añade un punto más: durante años, los ganaderos del departamento han trabajado para hacer de sus fincas lugares sostenibles ambientalmente. Para esto, han iniciado procesos de reforestación, restauración y conservación de bosques nativos en una zona que es crucial para la Amazonía colombiana.
Con la gestión del Comité, Caquetá consiguió el reconocimiento de sus quesos con la Denominación de Origen, algo que demostró el resultado de años de trabajo en la calidad, tradición y sostenibilidad de su producción.
La idea, afirma Torrijos, es derrumbar el estigma que existe sobre la ganadería. Allí han demostrado que puede hacerse ganadería de manera responsable y amigable con el medio ambiente. Además, explica que ha sido un proceso gratificante para los ganaderos entender que no solo es posible, sino que tiene un impacto positivo en su actividad económica.
Como parte de este proceso, diseñaron un modelo de ganadería sostenible a partir del cual se propusieron restaurar 8.000 hectáreas de bosque nativo. Esto lo han hecho a través de consolidar los predios ganaderos como Reservas Naturales de la Sociedad Civil, una figura de propiedad que los vincula directamente con Parques Nacionales Naturales, entidad que se encarga de hacer veeduría a la labor ambiental que se hace en estos predios.
Con 58 reservas consolidadas, Torrijos explica que se ha orientado el proceso técnico de la ganadería hacia tres frentes particulares: la protección de la biodiversidad, la capacidad de captura de emisiones de carbono y el bienestar animal. En este sentido, la cooperación técnica internacional que llegó a Caquetá gracias a Rutas PDET ha sido fundamental para incluir nuevos predios dentro de este modelo.
En paralelo a estos procesos, también debe formarse un lazo de confianza en la industria de producción de lácteos, mejorar la capacidad logística de asociación y recolección de la leche, así como las tecnologías y procedimientos que se emplean.
Como lo sintetiza Iván Rojas, fortalecer la producción de lácteos no solo permite buscar nuevos mercados a nivel nacional para los quesos frescos, e internacional para los madurados, sino que permite dar a conocer la labor comunitaria y de construcción de paz que está ligada a esta industria. “Que detrás de ese pedacito de queso, la gente vea que hay una familia campesina que está reforestando, que está cuidando la Amazonía”, concluye.