Con la producción de cacao de alta calidad, más de 200 familias en Tumaco avanzan a la consolidación de la paz a través del comercio sostenible. Con formaciones técnicas y simulaciones económicas, la comunidad espera consolidar un centro de producción que mejore, cada vez más, la calidad de vida de sus habitantes.

En el Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera, en el municipio de Tumaco (Nariño) de los suelos de las fincas y predios, cada vez más surgen árboles de cacao que se han convertido en una de las herramientas para sacar a las comunidades del oscuro pasado de los cultivos ilícitos que han marcado por años a la región.

Tumaco, conocido oficialmente como San Andrés de Tumaco, ha sido uno de los territorios más afectados por esta dinámica, siendo, según el Sistema de Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el segundo municipio con más hectáreas de coca en el país, con alrededor de 20 mil.

Para ofrecer alternativas a esta situación, en la zona avanza el Programa Rutas PDET, financiado por el Fondo Europeo para la Paz, que busca consolidar las cadenas cacaoteras en dos departamentos del país, entre ellos Nariño. Vale señalar que este Programa se alinea con los objetivos y metas de los Acuerdos de Paz, en particular con los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, en su búsqueda por estabilizar y transformar los territorios más afectados por la violencia, la pobreza, las economías ilícitas y la debilidad institucional.

La asociación Agrofrontera desempeñó un papel destacado en el Programa Rutas PDET, específicamente en su componente de aceleración empresarial y financiera. Este logro se materializó gracias al respaldo conjunto del Programa Rutas PDET, que integra los esfuerzos de la Red Nacional de Agencias de Desarrollo Local de Colombia (Red Adelco), Conexión – ICCO Cooperación, la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), en colaboración con la Agencia de Renovación del Territorio del Gobierno Nacional.

En el país, este programa ha fortalecido 41 organizaciones de productores y productoras, 15 en la cadena de lácteos en el departamento del Caquetá y 26 en la cadena de cacao en el departamento del Putumayo y el municipio de Tumaco.

Estas organizaciones, que vinculan 9.806 productores, de los cuales el 67 % son mujeres, han registrado incrementos en los ingresos netos de las organizaciones en un 17 % en promedio; ampliando la participación en los mercados mediante la diversificación de clientes en el canal empresas y desarrollando el canal detallista para llegar al consumidor final, gracias a la generación de 20 nuevas conexiones de valor entre organizaciones de productores y empresas comercializadoras y transformadoras que hacen parte de las cadenas de valor.

En el caso de Agrofrontera en Tumaco, más de 200 familias han sido beneficiadas por formaciones técnicas y asociativas para potenciar el cultivo de cacao que había permanecido, advierten las comunidades, durmiente desde hace años.

Según los beneficiarios del Programa, los resultados han sido “un gran paso”, en particular por la mejora en la calidad de vida para las comunidades involucradas. “Hace algunos años estos eran territorios que estaban abandonados, y las personas no sabían nada sobre el manejo y administración de los cultivos, solo labraban la tierra. Con Rutas PDET pasamos de producir alrededor de 50 kilos de cacao seco, a generar más de 500 a 700 kilogramos”, explica Carlos Ángulo, presidente de la asociación comunitaria Agrofrontera.

La mejoría en los procesos de producción, más rentables y sostenibles, han permitido a las comunidades establecer vínculos comerciales con empresas como Luker Colombia, que distribuye productos a base de cacao en todo el país.

Más cacao, más comunidad

Como explican los participantes del Programa, aunque empezar la producción de cacao puede tomar entre uno y dos años mientras madura el árbol que bota su fruto, al largo plazo puede ser un cultivo estable durante toda la temporada y que, a su vez, moviliza a comunidades enteras.

Para empezar, los campesinos y miembros de la asociación se acercan a viveros de la zona en donde se desarrollan semillas injertadas, cuyo precio ronda los tres mil pesos y que dan como resultado cultivos que surgen de semillas que mezclan varias variables de cacao para obtener una versión final mejorada.

De allí, se espera alrededor de un año y medio antes de que empiecen a producir. Cuando llega la cosecha se ponen a fermentar los granos en cajones de madera o costales de papa o café, en los cuales duran alrededor de ocho días. Después, se sacan al sol alrededor de una semana para que estén secos.

Posteriormente, con tamices y otras herramientas se sacuden a mano para separar la base deseada y partir de allí un triciclo motorizado manejado por miembros de la comunidad, atraviesa los diferentes lotes de nariñenses para recoger el producto que es organizado en seis puntos de acopio ubicado en distintas partes de la bodega listos para la venta.

“A diferencia de los cultivos ilegales, los cuales pueden estar en un menor tiempo, pero solo se pueden vender en ciertas franjas de tiempo, los beneficios del cacao es que se puede vender en el momento en el que se tenga y de manera rentable, con solo 100 kilos se pueden hacer alrededor de dos millones de pesos”, indica Carlos Ángulo, presidente de la asociación en Altamira (Tumaco).

Según declara Ángulo, esta rentabilidad del producto ha permitido convencer a la comunidad a hacer el cambio con grandes beneficios, pues en la zona las familias han denunciado que los vínculos con las economías ilegales han aumentado la deserción escolar de menores, así como fenómenos de violencia como amenazas y asesinatos.

Por otra parte, el uso del suelo implica un uso responsable y también eficaz para lograr entrar a los grandes mercados de comercio en el país y en el extranjero para hacerlos sostenibles. En ese sentido, en las capacitaciones ofrecidas por el Programa Rutas PDET, se brindaron herramientas financieras con las cuales se trabajó la simulación de escenarios comerciales basados en precios, costos fijos, costos variables, volúmenes a comercializar, logística de acopio y transporte. Este proceso evidenció la necesidad de comercializar unas cantidades mínimas mensuales para cubrir los costos totales de la operación y a partir de ahí, generar excedentes, pero siempre llegando a los asociados y agricultores con el mejor precio en torno a las posibilidades del mercado.

De esta manera, a través del Programa, en el primer trimestre de operaciones, se comercializó un poco más de 31 toneladas de cacao, por las cuales se recibieron unos ingresos brutos de más de $396 millones. Uno de los aspectos interesantes de este ejercicio es haber recibido como bonificación una prima de calidad que superó los $28 millones, recursos que permitieron optimizar el proceso de recolección de cacao en las veredas a través de la adquisición de un motocarro que disminuyó los costos de operación logística de la organización, dando paso a mejorar los excedentes financieros del proceso comercial y de la organización.

Además de lo anterior, las capacitaciones incluyeron talleres que reforzaron la gobernanza, mejorando la capacidad de las comunidades para la toma de decisiones y la implementación de acciones efectivas y asociativas en beneficio de la calidad de vida de los socios y sus familias.

“Se trata de un proceso muy positivo, en la repartición de las tareas, se vuelve en un trabajo familiar que lo que hace es unir a los diferentes medios en torno a la producción del cultivo”, manifestó Ángulo.

En el marco del Programa Rutas PDET, se fortalecieron las capacidades de las organizaciones de productores y se avanzó en conexiones entre actores de las cadenas de valor con lo que se ha logrado un aumento importante en los volúmenes comercializados; registrando promedios de crecimiento del 22 % para el caso de las organizaciones de productores de cacao y de crecimientos del 9 % para el caso de las organizaciones de productores de lácteos.

Vale señalar que Rutas PDET contribuye al desarrollo integral de los territorios en tres sentidos: en la dimensión social, para promover la participación de las comunidades, en la dimensión económica, al optimizar las condiciones económicas de los productores, y en una dimensión ambiental, buscando la generación de bienes y servicios que garanticen la protección del medio ambiente.

Además, contribuye con el desarrollo de infraestructura adecuada para la producción de cacao y productos lácteos, así como de intervenciones para fortalecer las cadenas productivas, como es el caso del cacao.

Para conservar, además, los servicios ecosistémicos que ofrecen los suelos en Tumaco, se adelantaron capacitaciones para lograr prácticas más sostenibles, como mejores técnicas de poda, el manejo de los cultivos, los momentos de la cosecha y el uso adecuado de insumos como pesticidas para cumplir con los estándares internacionales de producción.

De acuerdo con relatos de los beneficiarios del Programa, la ayuda de Rutas PDET ha sido clave en mostrarle cuanto podían producir de manera semanal o mensual, y en particular para establecer enlaces de comercialización con empresas, y de esta manera cambiar las dinámicas en la región que sigue en busca de la consolidación de la paz.

Entre potencialidades y retos

Aunque el fortalecimiento de los procesos ha sido un gran impulso, en el departamento de Nariño los grupos ilegales siguen haciendo presencia y enfrentándose por el control territorial en un sector clave para la producción y distribución de cultivos ilícitos en el país, como indican reportes recientes de las autoridades.

De esta manera, proyectos como estos son un intento de mantener los avances de la paz en Nariño y para lograr el desarrollo de las comunidades en los territorios. Según la comunidad, uno de los retos sigue siendo la conectividad en el departamento debido al mal estado de las vías, así como la falta de bodegas propias a las comunidades en el proceso productivo.

“Para producir en la zona, seguimos arrendando un par de bodegas como centros de acopio y distribución. Nuestro objetivo es conseguir una propia, para disminuir los costos. En eso también será clave la adquisición de un furgón para extraer el producto de las cosechas, ya que cuando llueve no podemos hacerlo en el carro moto”, indicó Carlos Ángulo, presidente de la asociación. “Aquí, hay que decirlo, no podemos seguir sin el apoyo de las instituciones en nuestro objetivo de seguir produciendo cacao premium”.

En este sentido, la Red Adelco trabaja incasablemente para lograr el desarrollo de infraestructura vial para la producción de cacao y garantizar así, la sostenibilidad en el trabajo por parte de la comunidad.

Por el momento, en el sur del país avanzan los retos para consolidar estas redes comerciales de las comunidades, para sembrar la paz en los territorios, y lograr pasar de cultivos que multiplican las violencias a uno que empodere cada vez más a los habitantes del país.

Artículos relacionados

Leer más