En el profundo verdor de la Amazonía colombiana, crece una gigante entre las palmas: la Mauritia flexuosa, conocida localmente como canangucha o moriche. Esta palma, que se desarrolla en extensas zonas de humedales amazónicos, ha sido parte de la vida cotidiana de las comunidades locales durante generaciones. Y ahora, su potencial ha comenzado a revelar un futuro prometedor para quienes la cuidan y aprovechan de manera sostenible. Las manos expertas de comunidades indígenas y campesinas en Caquetá y organizaciones sociales como Asmucoca, Ayakuná, Fusion Tropical Amazonia y PurAmazonia, han encontrado en este fruto versátil una fuente de desarrollo sostenible. Transforman sus frutos en harinas para coladas, yogures, mermeladas, y concentrados para alimentación animal, para un consumo más local. Y el aceite de canangucha, con alto contenido de provitamina A, vitamina E, y betacarotenos, ha despertado el interés de la industria cosmética, abriendo puertas hacia una cadena de valor que aún está en sus primeros pasos.

Los días 10 y 11 de octubre, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) y la Gobernación del Caquetá, con el apoyo del proyecto ProBosques II de la Cooperación Alemana para el Desarrollo – GIZ y el proyecto Caquetá ECO financiado por la Cooperación Portuguesa (Camões – Instituto da Cooperação e da Língua) e implementado por el IMVF y la Red Adelco, propiciaron un espacio de diálogo con actores institucionales, organizaciones comunitarias y  entidades privadas en el Centro Experimental Macagual, de la Universidad de la Amazonía, para conversar sobre una meta compartida: construir juntos unas apuestas para mejorar la productividad y competitividad en la cadena de valor de la canangucha en el Caquetá. Con una visión de colaboración entre los actores, este encuentro se convierte en un primer paso para imaginar lo posible, mapear los actores activos en el campo, y proyectar una ruta estratégica hacia la consolidación de esta cadena, que podría llevar a la canangucha y sus productos derivados a mercados de mayor valor agregado, con beneficios compartidos y no solo económicos sino también sociales, ambientales y ecosistémicos.

 

El Potencial de una Palma Amazónica

La canangucha no es solo una fuente de productos comestibles o aceites cosméticos; su papel ecológico es vital para la conservación de la biodiversidad, los humedales, la regulación de las aguas en la región amazónica y la captura de carbono. Para quienes la trabajan, es un símbolo de sustento y oportunidad, y la creciente demanda de su aceite por empresas de cosmética, abre un mercado con el que, hasta hace poco, nadie soñaba. Esta demanda también hace de la transformación del fruto y sus subproductos, como harinas y tortas, un recurso económico valioso para las comunidades.

Durante el encuentro en Macagual, los participantes abordaron temas esenciales: ¿cómo fortalecer la transformación de la canangucha para satisfacer las demandas actuales? ¿Cuál es la capacidad de las plantas de procesamiento? Y ¿cómo gestionar la cadena de valor de manera eficiente y equitativa para que todos los eslabones se beneficien? Se identificaron varios pasos estratégicos, como evaluar la capacidad de transformación, analizar los costos de producción para atraer financiamiento y trabajar con potenciales clientes.

Una Visión Compartida y los Retos del Camino

Entre los hallazgos del taller, surgió la necesidad de definir un mecanismo de gobernanza que coordine el esfuerzo colectivo para el desarrollo de la cadena, así mismo seguir fortaleciendo la adopción del protocolo de aprovechamiento y manejo sostenible además de las capacidades técnicas y socio empresariales de las asociaciones locales para que pueda consolidarse una nueva visión de la cadena de valor de la canangucha.

Esta iniciativa de cooperación es mucho más que una oportunidad comercial; es una invitación a las organizaciones y empresas a unirse para convertir este producto amazónico en una fuente de desarrollo real para el Caquetá. La ruta hacia una cadena de valor consolidada será un camino de alianzas, aprendizaje y respeto por el entorno.

Con cada paso, la Amazonía y sus comunidades nos recuerdan que el verdadero progreso no está en una sola empresa o institución, sino en la suma de todas las manos que trabajan por un futuro sostenible. La canangucha representa no solo una economía emergente, sino una esperanza para quienes, desde hace años, han creído en el potencial de la selva y sus tesoros más ocultos.

 

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